lunes, 31 de mayo de 2010
El yelmo de Mambrino
Oh, mirad a lo lejos, es un caballero con un yelmo. Pero no un yelmo cualquiera es el yelmo de Mambrino. Este debe de ser mi nueva adquisicion ya que el yelmo es una de las partes mas importantes en la armadura de un caballero, y yo no quiero cualquier yelmo, quiero ESE yelmo. De camino de la busqueda del yelmo Sancho y yo hablabamos; de como en algun momento seriamos nobles o hasta reyes, debido a nuestra gran fama y valentia. Despues nos detuvimos, y me lanze al ataque, para poder conseguir el yelmo, no fue facil pero lo tengo. Por fin tengo el mejor yelmo que hay. Pero desgraciadamente cuando alguien es ingnorante, no sabe ni lo que dice, ya que Sancho me decia que eso no era un yelmo sino una simple bacia de azofar. Vaya bazofia, has dicho mi querido amigo, esto no es ninguna bacia. Bueno sin importar lo que fuera, que era obviamente un yelmo; proseguimos hablando acerca de nuestro futuro, como caballeros. Le comente a Sancho, que lo mas probable es que me casaria con una princesa, entonces su padre moriria y heredariamos el reino. Y para Sancho, mi amigo Sancho, la mejor doncella que tenga la princesa, y asi nos tranformamos en el rey y el noble de mas alto rango, de un minuto a otro. Despues de terminar la conversacion, nos dimos cuenta que conseguir fama no es nada facil, asi que ibamos a tener que trabajar para lograrlo. Continuamos con nuestro camino, y en una parte desolada, nos topamos con unos galeotes, presos que andaban escoltados por unos comisarios armados. Al encontralos en esta inhumana situacion me pregunte: porque estan encadenados. Sancho me explico, pero el no es muy bueno con las palabras. Asi que decidi preguntarle a los mismo galeotes, que porque estaban encadenados. Cada uno de ellos me respondieron, hasta que me di cuenta que esto era injusto, asi que los libere. Despues de la peque;a batalla de los galeotes, conmigo y Sancho contra los comisarios, segui mi camino; pero antes de que los galeotes se fueran les dije que fueran a visitar a mi querida Dulcinea de Toboso, y que le dijeran que su caballero los libero de sus penas. Se rieron y negaron a cumplir con mi peticion, y aparte de eso comenzaron a tirarnos piedras, y nos dejaron casi desnudos. Vandalos esos, a los que salve y ellos me despojaron de mis pertenencias.
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